Donald Trump televisará hoy desde Florida la inauguración de "Alcatraz de los caimanes".

El presidente de un megacentro de detención en los pantanos del vasto humedal de los Everglades, bautizado informalmente como el "Alcatraz de los caimanes". Esta acción busca reafirmar su agenda antimigrante en un contexto de creciente descontento por el impacto de sus políticas.

Trump y su secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, viajarán a Florida para la inauguración de este nuevo centro, diseñado para presentarse como una cárcel de máxima seguridad.1 El evento busca alimentar la narrativa de la administración de que están actuando contra "inmigrantes criminales" que amenazan a Estados Unidos, a pesar de enfrentar una avalancha de malas noticias sobre el impacto de sus medidas: negocios perdiendo clientes, granjeros sin mano de obra y obispos católicos, respaldados por el Papa, organizando protestas.

La vocera de la Casa Blanca, Katherine Leavitt, explicó con una sonrisa: "La instalación está en el corazón de los Everglades y será informalmente llamado Alligator Alcatraz. Solo hay un camino para llegar, y la única manera de salir es en un vuelo sin retorno. Está aislado y rodeado de vida silvestre peligrosa y terreno hostil". Se espera que las cámaras de televisión capturen imágenes de caimanes durante el evento.

El magnate ha prometido a sus bases deportar a un millón de personas con residencia irregular este año. Sin embargo, las redadas no han alcanzado ni la mitad de esa meta. Además, la mayoría (dos tercios) de los migrantes en proceso de deportación no tienen historial de violaciones a la ley, a pesar de la reiterada acusación del mandatario de que solo se enfocan en expulsar a "criminales".

Las encuestas reflejan un creciente descontento público, tanto entre demócratas como republicanos, por los arrestos de "gente trabajadora que forma parte del tejido social de las comunidades". Un ejemplo es el carrito de paletas abandonado en Culver City, California, cuyo dueño, un paletero conocido por más de 20 años, fue detenido en una redada por agentes enmascarados de migración.2

Más allá de las pantallas, el impacto de estas medidas en el mundo real está generando mayores dificultades a la economía y la sociedad estadounidense, afectando incluso a sectores que votaron por Trump.

Lisa Tate, una granjera de sexta generación en el condado de Ventura, California, comentó a Reuters: "En los campos, diría que 70 por ciento de los trabajadores se han ido. Si siete de cada 10 trabajadores no se presenta, 70 por ciento de tu cultivo no se cosecha y puede perderse en un solo día. La mayoría de estadunidenses no quieren hacer este trabajo. Muchos de los granjeros apenas cubren sus gastos. Temo que esto ha creado un punto de inflexión en el que una cantidad considerable de granjeros quedará en la ruina".

Nick Billman, dueño de Red River Farms en Donna, Texas, declaró a The New York Times: "Ahora mismo no tengo trabajadores". Está analizando si vale la pena sembrar. En Florida, medios locales reportan parcelas vacías o sembradíos abandonados debido al temor de los obreros a las redadas.

El domingo, Trump declaró en una entrevista televisiva que "estamos trabajando en una solución" para los granjeros, pero no ofreció detalles concretos.

Esta incipiente crisis no se limita a los campos. En Cincinnati, Ohio, las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) que resultaron en detenciones frente a supermercados y otros comercios han creado tanto temor que los vendedores de frutas han desaparecido de las aceras, las tiendas han reportado un desplome en la afluencia de clientes, y los restaurantes carecen de suficiente mano de obra y comensales, según The Wall Street Journal. Escenas similares se replican en más ciudades, desde Los Ángeles hasta Nueva York, donde comerciantes en una sección inmigrante de Queens afirman que las condiciones económicas resultantes del clima de terror son peores que durante la pandemia.

En varios pueblos, los festejos del Día de la Independencia (4 de julio) han sido suspendidos por temor a las razias del ICE.3 La ciudad de Bell Gardens en California canceló sus planes y su alcalde, Jorge L. Chávez, recomendó a los indocumentados permanecer en sus casas ese día para protegerse.

Antier, representantes del Papa se unieron a la oposición a las políticas antimigrantes del magnate.4 "Es cada vez más claro que esto es un esfuerzo indiscriminado de deportación masiva contra todos aquellos que llegaron a este país sin papeles", comentó el cardenal católico Robert W. McElroy al Times desde Washington. "Un número muy grande de obispos católicos y líderes religiosos en general están indignados por los pasos tomados por este gobierno para expulsar a gente, en su mayoría trabajadora y buena, de Estados Unidos".

El proyecto de ley que el Congreso, bajo control republicano, espera aprobar esta semana incluye más que duplicar el presupuesto del ICE y sus agencias. Sin embargo, incluso con esa inyección de fondos, no logrará sus metas de deportación. Para abordar este fracaso, Stephen Miller, el arquitecto de las políticas migratorias del presidente, insiste en que los agentes intensifiquen sus esfuerzos para detener y deportar a más personas, lo que está provocando más abusos y violaciones al debido proceso.

Medios reportaron ayer una consecuencia mortal: el Congreso fue notificado esta semana de que un cubano-estadounidense de 75 años, que llegó al país en 1966, murió bajo custodia de ICE.5 Al respecto, el "zar fronterizo" Tom Homan declaró no haberse enterado del fallecimiento y añadió: "la gente muere en custodia de ICE, o en cárceles y prisiones estatales".

El espectáculo antimigrante televisado o videograbado de arrestos violentos por agentes enmascarados no identificados ha generado en las comunidades de migrantes el clima de temor más extenso de los últimos 75 años en el país. Ese, afirma Homan, es el objetivo.